6 de noviembre de 2010

Manual de instrucciones para humanos

Sentir que no te ha dado tiempo a nacer y te están matando.

Silvia, la profe que mencioné hace tres entradas, me ha dicho que puedo seguir la línea que "quiera" en este blog. Dice que no debemos tener miedo a escribir, que nos expresemos, que dejemos ir los dedos, y que yo lo estoy haciendo bien.
No me gusta que lo diga delante de toda la clase, todavía no sé muy bien por qué. Desde pequeña tiendo a ponerme nerviosa cuando me observan de ese modo, si me dicen que estoy haciendo algo bien... A veces me paro a pensar sobre ello y buscando la fuente de esta incohenrecia... siempre acabo encontrando que se debe a la combinación de mi personalidad y la falta, por parte de mis pobres padres, de seguridad y confianza en mí misma, que con los años tuve que desarrollar enfrentándome a mis enemigos, dándome cuenta de que sin ellos yo no sería la mujer fuerte que soy hoy.
Por cierto, estoy intentando reeducar esta parte de mí, así como otras... pero cuesta... paciencia. Ojalá mi mente fuera más flexible, pero hoy día no lo es.

Es difícil seducir a alguien mediante lágrimas, quizás por eso no magnifico los halagos rápidos (como buen capricornio) cuando no siento que son profundos ni han tenido una trayectoria fiable... son sólo una apariencia. Es decir, me gusta recibir elogios y piropos de mil maneras y de cualquier persona... porque son agradables. Sin embargo, cuando estoy relajada y contenta, cuando me siento en sintonía conmigo misma, esos elogios llegan inlcluso a molestarme, porque sé que es muy fácil hacer un intercambio de halagos baratos en el que las dos partes "queden bien".
Pareciese lo contrario, y quisiera saber qué sienten los demás al respecto, pero a mí no me seduce la apariencia. Ya puede venir Johny Deep y llevarme a cenar al restaurante más caro y bonito de Barcelona, que si empieza a decirme que por qué agarro los cubiertos al revés, "lo hemos perdido".
Por eso, siento que tiene un valor mucho más profundo el hecho de conocerse y conocer al otro internamente. Porque cuando comprendes el significado de aceptar la realidad y observarla como si fueras un espectador, eres capaz de ser imparcial, de reconocer errores y aciertos en ti, de combinarlos hasta producir una sensación de bienestar, de integración... y es a partir de este momento que uno empieza a seducirse a sí mismo y a los demás.
Si no te encuentras, si el cuarto está oscuro nunca podrás mirarte al espejo, y si no te puedes ver reflejado, tampoco podrás gustarte... Estarás atrapado  por tu propia ceguera, por tu ignorancia. Es un proceso muy rico, apasionante, el de buscarte a tí mismo, el de llevarte al límite... y a veces muy duro y cruel, interminable sobre todo, pero al fin, prefiero emprenderlo que quedarme esperando la muerte.
Si cada quien tuviera la voluntad de enfrentarse y superar sus propios monstruos, todas las buenas palabras serían reales y profundas, pues toda persona tendría la prudencia y sabiduría necesarias para saber emitirlos y recibirlos.
Después de millones de años de oscuridad, la sociedad occidental está empezando a saber gestionar sus emociones y tiene la oportunidad ahora de aprender a perder este miedo maldito que no nos deja vivir en sintonía los unos con los otros. Tenemos que cambiar los patrones de seducción, pues es ésta un don necesario que se mueve también por valores, valores cambiantes, cada vez más personales dentro de una sociedad cada vez más personalizada (aunque todos venimos de la misma fábrica y funcionamos con el mismo manual de instrucciones).
Podemos ser los seres conscientes de sí mismos más felices de este planeta llamado Tierra, sin embargo  ahora mismo sólo me preocupa si esta noche "seré la más guapa de la fiesta..." Eso es la antiseducción en persona.
La solución en la experiencia:
En los últimos años de mi vida he ido a fiestas en las que me he aburrido mucho. Cuando pasa esto yo siempre trato de que mi cerebro no se desconecte del hilo de la situación pero casi nunca lo consigo durante mucho tiempo seguido... así pues, simplemente me dejo fluir hacia donde mi cuerpo, intuitivamente, me lleva. En la  mayoría de las fiestas hay música, así que lo normal es que me ponga a bailar.
Esta es mi manera de seducirme. Aceptar la  supuesta realidad y "manipularla" para crear otra en la que me sienta más cómoda. Siempre trato de mantener atención sobre la situación más objetiva pero ésta no es la que dirige mis pensamientos.
Me gusta ser yo, me gusta pensar así. Me gusta atorarme y salir a la azotea a desatascar mi cabeza de pensamientos innecesarios.
Hay gente que me aprecia mucho así como soy yo, y hay gente que no me soporta; supongo que éstos últimos no se han detenido a conocerse a sí mismos ni un poquito, o lo que es mucho peor, lo han hecho, no les ha gustado lo que han visto y han preferido mirar hacia otro lado, adoptando una falsa identidad, varios retazos de otros. Falsas apariencias. De las que no me agradan.

"Lo invisible determina la calidad de lo visible".

Me gustaría saber qué pretende Silvia Burset con nosotros pero creo nunca lo sabré y así es mejor. A mí también me gusta tender trampas a la vida y sorprenderme con lo que he cazado. A veces un zapato, típica imagen de Forrest Gump con Bubba cuando el negocio no funcionaba; otras veces cazo miradas fugaces, o me encuentro tesoros que la gente tira a la calle noctura barcelonesa. A veces, como dice Punset, tener menos información es más útil.
A mí me gusta arriesgar-me y muchas veces he pensado que no quisiera vivir si no pudiese llorar o vibrar cuando estoy al borde del precipicio.

Yo quisera sonreir todo el rato para que mi cerebro tuviera forma de sonrisa.

Imagen:
Saliendo de la ducha, con el pelo en la toalla, he subido a la azotea. Necesito sol, energía, música. Necesito seducirme.
Por eso me gusta la vida, porque en ella siempre entiendo la intuición como punto de inflexión para seducirme a mí misma.

Felicidad es olvidar lo material, buscar el bienestar de tu entorno.

4 comentarios:

  1. Xío a veces está bien que te digan que estas haciendo las cosas bien...porque quizás uno a veces es demasiado exigente con uno mismo y no se da cuenta de su "talento". :)

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  2. ¿por qué uno no se iba a dar cuenta de su talento?
    ¿tanto poder cegador tiene la exigencia con uno mismo?
    sigo analizando datos... [----]

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  3. Anónimo9:56

    Lo has apuntado anteriormente en algún post. La occidental es una sociedad individualista. Y una forma en la que se manifiesta ese individualismo es en que no damos nada a cambio de nada. Es que a veces, si no fuera por educación, les cuesta dar hasta los buenos días, que son gratis.

    Damos poco.

    Pero si te dan algo, es porque algo esperan (el temido “fifty-fifty” mexicano, es decir, tú ganas, yo gano). ¡Cuidado con estos piropos!, lo importante es el precio que se ha de pagar.

    Pero si te dan algo, es porque te has ganado a esa persona. Hay que analizar si te la has ganado tú a la circunstancia que en ese momento te rodea. De todos modos, ¡acepta el halago! Luego si quieres profundiza en dónde surgió ese vínculo y si te interesa potenciarlo o simplemente desecharlo.

    Pero si te dan algo, es porque, sencillamente, te encontraste con alguien excepcional, que da todo lo que tiene a todo el que tiene enfrente. ¡Tú misma!

    De todas formas, empieza a reconocer que tú y yo y aquél, todos, sí valemos mucho.

    Un saludo Xio

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  4. Charlis, gracias por dar tu visión objetiva de los hechos.
    Estoy de acuerdo al 100 en todo, y acepto los halagos... Sólo estaba divagando y poniendo mis experiencias por delante de la situación que se dio... A veces cuesta verlo todo de nuevo con ojos inocentes.

    Ah, por cierto, esa persona excepcional es mi profesora... Por eso tanta desconfianza ;)
    Podría tratarse del temido fifty-fifty mexicano ¿no crees?
    No quiero pagar ningún precio ni quiero recibir nada... ¿cómo saber si la persona de enfrente actúa "altruistamente" conmigo?
    Creo que esto no existe. Todos queremos algo del otro; lo único bueno en mi caso es que sé que me contento con lo poco que me dé, aunque sea nada... con tal de que se me deje la libertad de hacer lo mismo.

    ¡Halago aceptado!

    Saludos desde Xiolandia

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