21 de enero de 2011

Amor chacal

El tuyo y el mío,
que no se sale de su órbita y tampoco tiene una propia...

Tú vives lejos de mi civilización privada,
tú ni tienes de eso.
Tú te alimentas de la calle,
a mí la calle me da miedo...

Aunque nunca pierdo los estribos,
necesito de vez en cuando regar mis hojas,
leer tus ojos y besar tus sonrisas.

Amor chacal,
de eso que dicen en México...

- ¿Cómo así?

Sí, de esos amores prohibidos,
como el tuyo y el mío,
que al fin son los más ricos,
lo más recordados y los más perdidos.

Amar como ama la luna al sol,
siempre abrazados en la distancia,
sin despegarse cada quien de sus horas,
sin mezclarse.

Como el pez en el agua y el pájaro en el aire.

Debí suponerlo,
que no eras para mí,
ni aún hoy lo eres.
Yo estoy por debajo,
debajo del olvido más profundo de tu recuerdo de mí,
más abajo aún,
está oscuro,
frío,
lento,
ahí bien abajito y sonriente estoy yo,
rozando mis uñas contra tu corazón,
para ver si un día, un día cualquiera,
al despertar de tu sueño
volteas hacía dentro y me encuentras,
columpiándome por tu interior,
sin reparar en quién eras,
qué no hiciste,
qué no hicimos.

Yo también te guardo.
Sabes que mis manos son pequeñas,
pero mañosas.

Buscaré un lugar,
para que puedas cantarme todas esas canciones,
donde nadie te moleste,
donde yo esté ya lejos de ti,
escuchando el rumor de un chacal perdido bajo la luna.



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